Las Áreas Urbanas Funcionales o Áreas Metropolitanas trascienden el concepto de ciudad para incluir las zonas de desplazamiento diario o de influencia. El Área Urbana Funcional, al tomar en consideración los flujos diarios de trabajadores, se hace eco de la realidad económica de una ciudad. De esta manera refleja mejor su mercado de trabajo en toda su extensión y otras relaciones funcionales.

La OCDE pone el punto de partida para la definición de las áreas metropolitanas en 50.000 habitantes. Se considera que los centros de alta densidad se han duplicado con creces en los últimos 40 años, pasando de 1.500 millones en 1975 a 3.500 millones en 2015. Casi la mitad de la población mundial (un 48%) vive en una ciudad, una cuarta parte en áreas rurales (un 24%) y el resto en pueblos y áreas de densidad intermedia (un 28%).

En los países en desarrollo, el rápido aumento de la población ha ocasionado asimismo un crecimiento precipitado de sus localidades y pueblos, muchos de los cuales se habrían transformado en ciudades y áreas metropolitanas. Entre 1975 y 2015 surgieron aproximadamente 4.000 nuevas áreas metropolitanas, que en la actualidad representan más de un tercio de la totalidad de las áreas metropolitanas del mundo. Más de la mitad de las áreas metropolitanas de los países de ingresos bajos, principalmente en África subsahariana, eran en 1990 localidades con menos de 50.000 habitantes. En cambio, la mayoría de las áreas metropolitanas de los países de ingresos altos, como los de la OCDE y la UE, existían ya antes de 1975.